Los microplásticos y nanoplásticos son formas microscópicas de productos plásticos de tamaño inferior a 5 mm que derivan, en parte, de la fragmentación de los macroplásticos, y que por su difícil degradación permanecen en el medio ambiente durante décadas, y especialmente en el medio acuático.
Los microplásticos y nanoplásticos pueden incorporarse a la cadena alimentaria y estar presentes en los alimentos de origen marino, como pescados, crustáceos, moluscos y harinas de pescado, y en menor cantidad en otros alimentos como miel, cerveza o sal de mesa.
Los seres humanos pueden estar expuestos a microplásticos y nanoplásticos por inhalación, ingestión o vía tópica. La evidencia científica actual sobre la exposición y toxicidad de los microplásticos y nanoplásticos es muy limitada, aunque EFSA estimó que la exposición humana a los aditivos contaminantes de los microplásticos presentes en los productos de la pesca tendrían un escaso efecto sobre la salud de la población.
La reducción del uso de plásticos es la principal medida para reducir la exposición a estas partículas. Adicionalmente, y dada la escasa información disponible sobre la presencia en alimentos y la toxicidad de estas partículas, sería necesario poner en marcha investigaciones para aclarar todas estas cuestiones.
En este artículo indican los alimentos con más micro y nanoplásticos así como tiene lugar el proceso que hace que se incorporen a nuestra mesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario